viernes, marzo 14, 2008

Diario de viaje 2: El ángel de la caja 7
















Cierto país extranjero que no habla español. 8 de la mañana de un día con nieve de inicios del 2000. Estoy sucio y cansado porque he trabajado toda la noche descargando camiones. Sin embargo me detengo en un supermercado a comprar un cereal, leche y otras cosas. Pero antes, me dirijo al baño a lavarme la cara y ponerme lo mejor posible porque Jennifer, la de la caja 7 está ahí, brillando mientras le cobra la botella de vodka a un anciano de rostro triste.

Aunque mis ropas están trazadas por manchas de sudor y polvo, tengo la esperanza de causar una buena impresión. Siempre me formo en la caja 7 porque me gusta como Jennifer está en su mundo lejano y limpio, ensimismada en su trabajo, sin mirar a nadie, mientras un viento que no se siente hace bailar sus cabellos rubios. Nunca me ha visto a los ojos. Sólo extiende la mano cuando debo pagar.Eso me gusta que está lejos en un su mundo, quizás uno mejor que este, misterioso e inaccesible para mi... para todos.

Y por eso, cuando salgo del trabajo siempre llego al supermercado, me arreglo como puedo y me formo en la fila de la caja siete para comprar algo que a veces no necesito... o para comprar el derecho de ver a Jennifer encerrada en su mundo. Quién sabe, si tengo suerte un día levantará la vista y se fijará en mi, el de la camisa sucia, el pelo relamido con una sonrisa y unas galletas de salvado en la mano...

En aquel momento no sabía la sorpresa que Jennifer me iba a dar semanas más tarde...
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