martes, junio 23, 2009

¿A qué cosas nos impulsa el amor?


Yo me fui de inmigrante por amor y una vez trabajé fumigando unos bosques que estaban en propiedades privadas. En el equipo había otros 14 inmigrantes. Desde unas señoras con mucho sobrepeso que además trabajaban en el turno nocturno de fábricas o restaurantes, hasta adolescentes y personas ya mayores.


El contenedor del químico para fumigar decía claramente, en inglés, que éste debía usarse con protección en el cuerpo ya que, bajo ciertas condiciones podía resultar peligroso. Sin embargo, a nosotros nos llenaban los tanques fumigadores y así con nuestra propia ropa, sin guantes ni nada debíamos recorrer grandes extensiones de bosque echando ese líquido rosa que servía para evitar que crecieran arbustos y plantas que hicieran ver mal al lugar, pues en los alrededores estaban las mansiones de descanso de gente de dinero.

Un inmigrante que no habla el inglés no sabe a lo que está expuesto. Ni le importa. Yo sabía que ese químico era peligroso porque lo había leído en la etiqueta, pero no me importó. Tenía hambre, estaba desesperado por dinero y además me impulsaba el amor. Al inmigrante lo impulsa el amor y a veces también la desesperación. Cuando trabajé fumigando, recuerdo que llegué a un promontorio desde el que se dominaba una casa de madera muy bonita y me senté a verla. Ahí, en el porche, ajena a mi presencia, había una ancianita que cantaba algo muy dulce, sentada en una mecedora. Y yo también me senté y escuché como cantaba y pensé en mi papá.

¿Qué tenía que ver mi papá en eso? No sé. Pensaba si él sería feliz. Si estaba bien. Pensaba si habría amor entre mis padres aún. Si se podía vivir sin amor. Y entonces sentí una tristeza en el pecho y comencé a llorar como un niño mientras me veía las manos pintadas de rosa. Un ancianita cantando en un hermoso día. Y yo robándome una canción que no era para mí, mientras el sol me observaba escondido detrás de una nube…



Días después, me caería y producto de ese accidente me fracturaría una costilla y no podría seguir trabajando como fumigador. Pero las manchas rosas en mis manos, mis piernas y pies permanecerían por varias semanas.
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